Se trata del descubrimiento del “Bajadasaurus pronuspinax”, que se estima habitó la Tierra hace 140 millones de años. El dinosaurio tomó el nombre de la Bajada Colorada, una formación geológica en la provincia de Neuquén donde fueron encontrados los fósiles.
El estudio fue llevado a cabo por cuatro paleontólogos e investigadores en Conicet, Fundación Félix de Azara, Universidad Maimónides y el Museo Paleontológico Ernesto Bachmann. Sus resultados se publicaron este lunes en la revista científica Scientific Reports.
El grupo de paleontólogos descubrió en la Patagonia argentina fósiles de una especie de dinosaurio perteneciente al grupo de los saurópodos y caracterizada por unas largas espinas óseas que cubren su cuello y espalda.
Pablo Gallina, paleontólogo parte de la investigación, explicó a la agencia Efe que el “Bajadasaurus” es miembro de la familia de los dicreosáuridos, que pertenecen al gran grupo de los saurópodos.
Gallina afirmó: “Los saurópodos son los grandes dinosaurios de cuello largo y cola larga que son herbívoros y llegaron a tamaños colosales de 40 metros de largo, pero particularmente esta es una familia chica dentro de los saurópodos, por lo que tendrían aproximadamente 9 o 10 metros de largo”.
Además, el investigador detalló que al “Bajadasaurus” le acompaña el término “pronuspinax” por algo “muy característico de este nuevo dinosaurio, que es la presencia de unas espinas muy largas y que apuntan hacia adelante en todo el cuello”.
Durante el estudio, Gallina consideró “muy difícil” poder decir si también había una joroba para almacenar reservas o una especie de vela para regular su temperatura corporal. Sin embargo, finalmente decidieron que la hipótesis “más probable” es que se trate de una estructura de defensa. “No sería una defensa activa, sino una defensa pasiva, o sea una defensa de alerta. Son estructuras que dan alerta a los carnívoros que puedan acercarse. Un carnívoro se acerca, ve una estructura gigante espinosa y lo piensa dos veces”, expresó Gallina. Mandíbula original de Bajadasaurus pronuspinax con 30 cm de largo aproximado, mostrando sus dientes. También, el investigador aseguró que estos dinosaurios herbívoros necesitaban una estructura que reforzarse a estas espinas, ya que eran “muy frágiles” y estaban unidas a la columna vertebral, una zona “muy susceptible” para la salud del animal. “Nosotros consideramos que habría habido una funda córnea, como si fuese un cuerno”, explicó Gallina, que comparó estas fundas a los cuernos de animales como el antílope o la cabra. Los primeros restos del “Bajadasaurus pronuspinax” se encontraron a finales de 2013. Desde entonces, los investigadores llevaron cabo un “largo” proceso que incluyó limpieza de fósiles, visitas a distintos museos y la comparación de los restos de este dinosaurio con los de otras especies repartidas por el mundo.
Fuente :La Cien Radios
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